Partiendo de la premisa “el cuerpo es lo abierto” , nos proponemos recorrer la estructura de la obra, valiéndonos de la repetición como medio para poder evidenciar la modificación constante entre los distintos materiales de la puesta : cuerpo en movimiento, sonido y luz.

El desafío entonces, es encontrar una escritura escénica que ponga en evidencia lo inasible e inhaprensible de ésta experiencia. Esta escritura propone desvíos e imprevistos, que el intérprete tendrá que observar y permitir para construir la escena, haciéndolos visibles en el propio material. La estructura existe pero no como un sistema cerrado. La improvisación, entendida como la forma de la experiencia puesta en cuerpo, funciona como un fin en sí mismo.

Se busca instalar un diálogo entre lo que permanece y se modifica, entre lo que se descubre y se oculta, poniendo en riesgo lugares instalados en nuestra percepción.

No todo cierra. No todo tiene que ser entendido.